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Genética capilar

Genética capilar

Hace tiempo hablamos de la genética de las canas.  En el estudio de la University College of London al que nos referíamos en aquel momento se demostró la existencia de otros genes implicados en la morfología capilar, en el color y forma del cabello, de la barba o de las cejas.

Por ejemplo, el gen EDAR asociado a la densidad de la barba, al pelo lacio y a la morfología de la oreja (“es un gen que afecta a muchos rasgos de nuestro aspecto físico”); mientras que el PAX3 aumenta las posibilidades de que un individuo sea cejijunto. El FOXL2, por su parte, influye en el grosor de nuestras cejas y el PRSS53 aumenta las probabilidades de tener el pelo rizado.

“Sorprendentemente, las enormes diferencias físicas entre individuos están determinadas por muy pocas variantes genéticas”, apunta Andrés Ruiz-Linares, “porque un solo gen puede tener un espectro fenotípico muy amplio”.

Los investigadores reconocen que sus hallazgos tienen aplicaciones sobre todo en el campo de la medicina forense y la cosmética, pero Ruiz-Linares señala que también podría tener alguna implicación médica. “Sabemos, por ejemplo, que algunas enfermedades cardiovasculares se asocian a ciertos rasgos físicos, como la aparición de canas”. Por eso, añade, quizás los nuevos genes descubiertos puedan arrojar nuevas pistas sobre éstas y otras patologías. “La ciencia del envejecimiento ha estado muy centrada hasta ahora en las patologías, tal vez debido a ello no se habían descubierto anteriormente otros genes relacionados con la aparición de canas y otros rasgos físicos”.

 

 

 

 

 

 

 

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