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Alopecia Frontal Fibrosante

      Alopecia frontal fibrosante    

Las alopecias cicatriciales primarias son un amplio grupo de trastornos de etiología desconocida, caracterizadas por la pérdida de folículos pilosos y grados variables de inflamación cutánea.

La inflamación persistente acaba produciendo la pérdida de las células madres del folículo capilar y su sustitución por un tejido fibroso-cicatricial.

Dentro de ellas, el tipo más frecuente y conocido es la Alopecia frontal fibrosante, cuya presencia se ve aumentada recientemente.

La Alopecia frontal fibrosante fue una característica de la reina Isabel I de Inglaterra. Y en la actualidad obliga a muchas mujeres, como parece el caso de Naomí Campbell, a llevar pelucas.

Diagnóstico

El diagnóstico es inicialmente clínico y suele ser inequívoco: mujer post o permineopáusica, con alopecia que es afecta a la zona frontotemporal, retroceso de la línea de implantación capilar y desaparición de las “patillas”. La piel se ve lisa, brillante, casi desértica.

A menudo la paciente se presenta en la consulta con una amplia diadema con objeto de disimular el defecto, y relata, defraudada, haber utilizado una prótesis capilar en el pasado.

 El cuadro puede acompañarse de afectación de las cejas, axilas u otras zonas corporales. En pocas ocasiones (5%) se ve en hombres o mujeres jóvenes.

Etiología 

No se conoce exactamente la causa, aunque se apunta a un trastorno autoinmune, unido a desequilibrios de hormonas sexuales o hipotiroidismo. En menos del 10 por ciento de los casos hay antecedentes familiares.

Tratamiento

Los tratamientos médicos suelen ser poco eficaces. Se han ensayado Triamcinolona intralesional, inhibidores de la alfa-5-reductasa, antipalúdicos y otros, que en algunas ocasiones consiguieron detener, aunque no revertir, el proceso.

Trasplante capilar 

Las pacientes con AFF son grandes demandantes de trasplante capilar. La experiencia hasta la fecha es escasa, pero la estadística general habla de un 50% de pérdida de los folículos implantados al cabo del tercer año tras la cirugía. Sólo Adriana Gunfinkier, en Argentina, ha conseguido a día de hoy documentar un caso de permanencia casi total de los injertos después de seis años, logrado fundamentalmente gracias a un seguimiento escrupuloso por parte de la paciente de las instrucciones médicas.

Según P Unger, cirujano capilar, antes de abordar estos casos, los médicos debemos asegurarnos de dos cosas: primero, que el proceso está estabilizado, con más de dos años sin brotes, y segundo que el o la paciente va a estar comprometido con el seguimiento fiel de las recomendaciones posoperatorias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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